lunes, agosto 17, 2009

Corresponsalías: Blanca y la Marjal dels Moros

Vuelvo esta semana a trabajar (aunque enseguida me voy otra vez) y me encuentro con que mis amigos me envían fotos de las bicis que ven en sus viajes. Es un detalle que me encanta, pero cuando además me escriben una crónica como la que sigue, me dejan desarmada: gracias, Blanca, por tu relato y por las estupendas fotos. La ruta es muy cercana a Valencia ( sale de El Puig) asi que los que esteis por aqui veraneando podeis acercaros y disfrutar de las mismas sensaciones que mi compañera:

Salimos desde el final de la Playa Mar Plata (la hermana pobre de las playas de El Puig, ya que todavía no tiene paseo marítimo como Play-Puig y Puig-Val) en dirección norte, hacia Puzol.

El primer tramo es un camino sin asfaltar que corre paralelo al mar y junto a unas urbanizaciones antiguas y aisladas, como El Progreso y Santa María. Nuestras bicis, más bien poco preparadas para estos caminos, iban dando saltos mientras intentábamos sortear las piedras más grandes. Suerte que en este tramo no hay apenas tráfico y podíamos ir disfrutando del mar que veíamos a nuestra derecha. !!!

Siguiendo este camino llegamos a un gran puente donde comienza la playa de Puzol que está ahora muy bonita. Es una playa anchísima con mucha arena y un paseo estupendo. Junto al paseo se ven chalets antiguos, algunos con unas fachadas muy curiosas que vale la pena pararse a mirar. El tramo de paseo es muy fácil y agradable, siempre que vayas antes de las 8 o 9 de la tarde, cuando sale todo el mundo y tienes que ir esquivando a los numerosos paseantes.




Atardecer en El Puig

Cuando se acaba el paseo, comienza un camino ya de tierra que lleva hasta un puentecillo de madera donde empieza La Marjal dels Moros, que es un humedal situado entre Puzol y Sagunto. Es un espacio protegido donde viven muchas especies de aves.


Aquí comienza la Marjal dels Moros

A lo largo de este camino se puede parar en unos altos miradores fabricados con troncos desde los que se ve todo la Marjal. El paisaje es espectacular, sobre todo si es por la tarde y el sol empieza a caer lentamente sobre el humedal. Además, si te quedas un rato en silencio puedes ver y escuchar a las aves que se van preparando para refugiarse en sus nidos a pasar la noche.

En el interior de los miradores hay muchos carteles que explican las diferentes especies que viven allí y cómo se mantiene el equilibrio en este peculiar ecosistema.



Todas las aves que podemos ver, con sus dibujos explicativos.

Cuando ya termina la Marjal empieza un camino que corre muy cercano al mar, a veces a muy pocos metros del agua.

Si el anterior que era de tierra no pareció peligroso para nuestras bicis, este es mucho peor ya que vas sobre grande piedras redondas que hacen que pegues unos saltos enormes. Pero vale la pena, ya que las playas que vas viendo a tu derecha no son arenosas sino de guijarros de todas las formas y colores. Íbamos tan cerca del agua que a veces el sonido de las olas no nos dejaba oír nada más y, además, íbamos prácticamente solos durante todo el camino.

Este camino será de unos 2 km., más o menos.


Escuchando el mar y sólo el mar

Entonces empezamos a ver a lo lejos las grandes naves de la siderúrgica de Sagunto y entramos en un camino más llano en el que se ven algunas fábricas en ruinas de un polígono abandonado.

De repente, pareció que habíamos entrado en la máquina del tiempo. Empezamos a ver las primeras casas blancas de un pueblecito cuya única calle está pegada completamente al mar. Habrá unas 30 casas alineadas en esta calle bordeada a la derecha por grandes rocas negras sobre las que rompen las olas.


Lo primero que vimos fue a un grupo de mujeres sentadas a las puertas de sus casas charlando en corrillo. Enseguida vimos un extraño lugar que parecía aquellos donde se celebraban verbenas hace 40 años que estaba decorado con carteles descoloridos de artistas de los años 40 y 50. También había curiosas construcciones rodeadas de neumáticos semienterrados en el suelo y pintados de blanco.

Los neumáticos pintados de blanco, y al fondo el mar


A continuación, una pequeña ermita, y, al final de la calle y del pueblo, un torreón de vigilancia que, según el rótulo explicativo, es del siglo III.



La ermita de nuestro viaje en el tiempo

No teníamos ni idea de cómo se llamaba este extraño lugar al que habíamos llegado en nuestra pequeña ruta. Mirábamos hacia un lado y otro completamente asombrado hasta que llegamos a una especie de mirador construido con ladrillos junto al mar que nos sacó de dudas.

De vuelta a casa, la curiosidad me ha impulsado a buscar información sobre este lugar. El Grau Vell de Sagunt es un antiguo puerto romano donde se han encontrado restos de 500 años a C. y donde siguen viviendo sus habitantes como si el tiempo allí se hubiese detenido.



El Grau Vell de Sagunt, donde llegaron los romanos...y nadie más


Gracias, María e Isma, por haber hecho que descubra este maravilloso lugar.

Gracias a ti, Blanca, y bienvenida al equipo pedaleando!


Blanca con su bici, encantada con el paseo.

2 comentarios:

SisterBoy dijo...

Gasp parece que en cualquier momento va a pasar Monsieur Hulot en su bici

toupeiro dijo...

Da gusto ver que buen aspecto se pilla al hacer deporte.
;)