Cuatro años llevando este humilde blog, seis bicicletas en la terraza de mi casa, treinta y tres rutas en el menú de la derecha y un montón de consejos más o menos acertados dados a todo aquel que me pregunte sobre las dos ruedas, pero lo cierto es que no había hecho una ruta con alforjas, apenas había recorrido en un mismo día más de 60 kilómetros, y casi nunca había pedaleado más de dos días seguidos: una asignatura pendiente que he podido resolver este fin de semana, cuando al fin se han alineado los planetas para poder disponer de tres días y salir en bicicleta.
EL mapa de nuestra ruta: el primer dia en rosa, el segundo en azul y el tercero en rojo: atención a la carretera fantasma |
Salimos el viernes de Letur, Albacete, donde las niñas estaban de campamento scout después de dormir una noche en La Artezuela, una casa rural muy cercana a la zona de acampada que nos sirvió de apoyo logístico mientras estuvimos de cocineros en el campamento (nosotros no somos scouts, pero ayudamos un poco). Salimos temprano pues en mi lista de miedos el calor ocupaba un lugar principal, y no me equivocaba. Sin embargo, a esa hora pedaleábamos alegres con destino al Balneario de Tus, un lugar perdido enclavado en un paraje inolvidable que comprende todo el valle del río Tus. Al principio tuve que acostumbrarme a las alforjas, que no me costó mucho. Y recorrimos los primeros 20 kilómetros sin apenas enterarnos, pasando por aldeas con nombres tan sugestivos como Casas del Collado (y otras muchas Casas) y Juan Quílez.
A unos 15 kilómetros de Yeste empezó el infierno, el calor ya apretaba, y por mucha agua del bidón que me echara por la cabeza, por cada poro de mi cuerpo transpiraba, me sobraba hasta el maillot, y mi estómago empezaba a protestar. Cucumber me esperaba, bajaba a buscarme y me decía al oído ya llegamos, pero el cuentakilómetros corría y Yeste no aparecía. Menos mal que a él le sobraban fuerzas y me empujaba a ratos, y asi subimos la última cuesta, y entramos en Yeste. Tan cansados estábamos que le preguntamos a un señor si hasta el Balneario quedaba mucha subida. Quedaban apenas 15 kilómetros pero yo no me veía capaz de subir ni medio metro más-
Acostumbrándome a las alforjas |
A unos 15 kilómetros de Yeste empezó el infierno, el calor ya apretaba, y por mucha agua del bidón que me echara por la cabeza, por cada poro de mi cuerpo transpiraba, me sobraba hasta el maillot, y mi estómago empezaba a protestar. Cucumber me esperaba, bajaba a buscarme y me decía al oído ya llegamos, pero el cuentakilómetros corría y Yeste no aparecía. Menos mal que a él le sobraban fuerzas y me empujaba a ratos, y asi subimos la última cuesta, y entramos en Yeste. Tan cansados estábamos que le preguntamos a un señor si hasta el Balneario quedaba mucha subida. Quedaban apenas 15 kilómetros pero yo no me veía capaz de subir ni medio metro más-
En Yeste entramos a almorzar y paramos en el primer bar a la derecha, dejando el castillo y el casco histórico para otra ocasión. Alli, gracias a un bocata y a unas cervezas Estrella Levante, desde ese instante proveedor oficial de la ruta, pudimos recuperarnos y encarar el último tramo hasta el Balneario. Bueno, el almuerzo y que lo que quedaba era casi todo cuesta abajo.
En el Balneario de Tus nos bañamos en una piscina al aire libre y esperamos a nuestros amigos Jorge y Amparo, también padres de scouts, que venían con ganas de probar el agua medicinal. Los cuatro nos metimos en una piscina termal que parecía la de Cocoon, más que nada por el público allí presente, y salimos si no rejuvenecidos, si al menos recuperados y preparados para la ruta del día siguiente.
El Balneario de Tus, un lugar de otro tiempo |
El sábado por la mañana, y tras un desayuno espectacular (que bueno estaba el jamón!) salimos del Balneario por la carretera en dirección a Molinicos, pasando por Moropeche y Llano de la Torre. Esta primera parte de la ruta era muy bonita, sobre todo cuando pasamos sobre las verdes aguas del Embalse de la Fuensanta, con unas vistas preciosas.
En Molinicos no teníamos mucha hambre (gracias al desayuno del balneario), pero almorzamos de todas formas, por lo que pudiera pasar. Y acertamos, pues empezaba entonces la parte más dura de la ruta, otra vez con el calor como compañero y unas cuantas subidas hacia la zona más alta de la Sierra del Segura. Nuestro destino ese día era Ayna, pero esta vez el pueblo no estaba en alto, sino que para llegar tuvimos que bajar hasta el río Mundo. Aunque como al día siguiente teníamos que volver a subir por la misma carretera, yo no disfruté de la misma manera.
Nuestras bicis en el Embalse de la Fuensanta |
A Ayna la llaman la Suiza Manchega, por su emplazamiento en las gargantas del Río Mundo, entre paredes y montes. Cuando llegamos paseamos un poco por el pueblo, aunque se acaba enseguida pues no hay sitio para más casas. De todas maneras, lo más bonito es su paisaje y las rutas por el río, que nos imaginamos, pues yo a las 8.30 ya buscaba un sitio para cenar. Lo encontramos en el Goterón, especialidad en carnes a la brasa (y ensalada, y huevos con patatas). Y a las 10 ya estaba metida en la cama del Hostal Miralmundo, cansada y con muchas dudas, dudas de si podría subir al día siguiente las cuestas, dudas de si llegaríamos a tiempo a la comida, dudas de si las piernas, ya doloridas, me responderían.
A la mañana siguiente me levanté mas descansada, pero con las mismas dudas. Me tomé un espidifén para completar el desayuno y salimos a las 8 de la mañana, despacio, tranquilos. Y subimos las cuestas, que para mi eran como el Tourmalet. Eran unos 9 kilómetros , 7 de ellos subiendo, y tardamos una hora, asi que mi promedio le daria risa a Contador, pero en fin, es lo que hay. Llegamos a Elche de la Sierra a las 9.30, muy bien de tiempo, y preparados para la última parte de la ruta dirección Letur.
Cucumber le tiene mucha fe a via Michelin, y todas sus rutas las prepara con esta página. También los mapas que compramos para nuestros viajes son de esta casa, y esta vez, como siempre, llevabamos nuestro mapa y yo la ruta impresa en mi bolso delantero, sacada de aquí- En este mapa, teníamos que salir de Elche de la Sierra en dirección a Riopar, y a unos 5.5 kilómetros coger un desvio hacia Letur en una aldea llamada El Entredicho. La carretera, siempre según Michelin, era la CM 3217. Pero llegamos al Entredicho y alli no había carretera por ninguna parte. Seguimos 4 kilómetros más y dimos la vuelta, convencidos de que nos la habíamos pasado. En el Entredicho había una casa habitada, aunque no se veía a nadie. Hasta que apareció Carlos, un niño al que le estaré siempre agradecida.
Le preguntamos por la carretera y nos señaló un camino que salia de la aldea. No entendíamos nada. Le preguntamos por sus padres, y salió su madre, para decirnos que el mapa estaba equivocado, que no éramos los primeros a los que le pasaba. No podíamos creerlo. ¿Una carretera fantasma? Asi es. La carretera está en proyecto desde hace años, pero no existe. Sólo hay una pista que hasta para bicicleta de montaña es díficil, como cuentan estos chicos del blog Brincalindes. Por supuesto que nuestras bicis no podían ir por ahi. Nos explicaron que la única alternativa era volver a Elche de la Sierra y coger otra carretera, hacia Socovos, y de alli a Letur: 40 kilómetros más.
Yo no suelo pedir muchos favores. Pero en ese momento me vino a la mente el cansancio de mis piernas, lo que ya llevaba, lo que me esperaba en Letur, las niñas, la comida del día de padres. Y con vocecita temblorosa le dije a esa familia: ¿y vosotros no podriais llevarnos en el todoterreno? las niñas nos esperan, no podemos llegar tan tarde. os pagamos lo que sea si hace falta. Por la cabeza de esa madre no sé lo que pasó. Pero el caso es que despertó a toda la familia, su marido echó las bicis a la pick-up, y salimos de El Entredicho dirección Letur por 15 kilómetros de pista impracticable. Y es que por el mundo queda todavía gente buena. Y los Sanchez Molina, Los Viñas de El Entredicho, son de esa clase de gente.
Las bicis en la pick-up salvadora |
Llegamos a Letur, pues a falta de pedalear 15 kilómetros de los planeados. En total, unos 160 kilómetros en bici por las carreteras de Albacete. Buen lugar para visitar, parajes preciosos. Y una experiencia humana inolvidable. Repetiré mi hazaña, eso si , si puedo no será en julio. O eso o me llevo el ventilador de casa metido en las alforjas.
7 comentarios:
Bravo Slim¡¡¡¡, ya te has doctorado a partir de ahora a hacer más rutas por ahi como una loca..
Inibi con ganas de salir
La hora de las confesiones... yo también he sido padre cocinero múltiples veces... y tampoco he hecho un viaje cicloturista con alforjas, aunque las que me regalaron hace año y pico están más que bien amortizadas urbanamente, y esperan usos mayores. ¡Qué envidia! (Bueno, casi todo...)
te digo que me canse mas haciendo de cocinera que en el viaje de las alforjas...buf que paliza!
bueno yo tenia la espinita clavada, y la verdad es que me ha gustado bastante. aunque la proxima vez entrenare mas y ademas no ire en pleno julio, que la calor me ha dejado KO
Qué nivel, con patrocinadores y todo.
Cocinar para un campamento entero merece que os nombren Akela y Baloo de honor.
Un niño con ese nombre tiene que ser buena persona. En un campamento, cuando era scout, por la sierra de Madrid, teníamos que acampar en el alto de la Morcuera. Nos cayó la noche encima. Íbamos muertos. Paró un coche de la Guardia Civil a nuestro lado. Nos preguntó. Les pedimos si nos podían subir. Ninguno se debía de llamar Carlos. El caso es que, no sé cómo, llegamos.
Tendríais que abrir un hilo para conocer las carreteras fantasma de España.
Por el Pirineo, tanto google como michelin dan como abierta la carretera que unirá en un futuro muy lejano Sabiñánigo con Fiscal por Yebra de Basa.
Incluso se han metido camiones que se han quedado cruzados en medio de una carretera sin salida.
di que si, impenitente, para penalidades las de los scouts. yo alucino de como se montan el campamento a estas alturas de siglo, y lo bueno es que las niñas no se quejan de nada, y estan encantadas!
Victor, lo de los camiones tambien nos lo contó el dueño de la pickup, espero que al menos no fuera el mismo camionero ;)
El viaje en bici con alforjas,(no, es porque lo haga yo) es el viaje de todos los viajes.Te mueves a suficiente velocidad para recorrer espacio y no te pierdes detalle.
Hay que probarlo.
El hecho de que con bici te falle una carretera en julio a las 12 del mediodia, es una autentica putada.
Podiamos demandar a Michelin y pedirle daños y perjuicios. (por cierto mi odiado Google maps, está correcto.)
Los scouts son los ultimos hippies del siglo. Una especie a conservar.
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