Pedaleando por el Cabo de Gata

Durante este fin de semana, y ya que las chicas estaban de campamento scout, hicimos una escapada al Cabo de Gata, con las bicis nuevas cargadas en la parte de atrás de la furgoneta. El Cabo de Gata es una zona de Almería declarada Parque Natural en 1983. Esta circustancia, unida a cierto aislamiento histórico en comunicaciones, ha propiciado que la zona se librara del urbanismo salvaje que caracteriza el levante español y que sus playas permanezcan casi vírgenes, sin asomo de urbanizaciones, bungalows y hoteles de 14 pisos. Los pueblos son pequeños y muy acogedores, y cada uno de ellos, San José, Agua Amarga, Los Escullos, Las Negras, tienen su encanto.

En la Cala de Los Escullos

Habíamos reservado una habitación en el Cortijo El Paraíso, que hace honor a su nombre: un hotel familiar, de 16 habitaciones, cercano a Los Escullos, en el que se respira tranquilidad y en el que nos trataron como en casa, sobre todo a la hora de desayunar! El viernes llegamos a eso de las dos de la tarde, y enseguida salimos con la bici a dar un paseo de reconocimiento. De Los Escullos nos fuimos a Las Negras, parando en dos miradores que había por el camino, a cada cual más bonito: el de la Isleta del Moro, y el de la Amatista.

En el mirador de la Amatista con nuestras camisetas del blog (cortesia de SSMM los Reyes Magos de Oriente)

La vuelta al hotel se hizo pesada, por los boquerones que nos habíamos comido frente a la playa de Las Negras, por la cerveza, o seguramente por el viento que se levantó. Pero de todas formas llegamos, después de 30 km, y nos dimos una ducha reparadora antes de volver a salir a cenar. Qué bien se está de vacaciones!!

Al día siguiente nos levantamos temprano y después de un gran desayuno nos pusimos en marcha. Teníamos ganas de probar las bicis por las pistas de tierra que bordean la costa del Cabo de Gata, y fuimos a buscar el inicio de la ruta a Los Escullos. 

Amanecer en los Escullos...bueno, no tanto, que eran las 9.30 de la mañana

El camino comenzó bien, aunque pronto nos dimos cuenta de que la bici de carretera y la de montaña, poco tiene que ver. Yo que normalmente subo a 9 por hora aquí bajaba promedio a 6, y me costaban los kilómetros una eternidad. Además de que necesito tiempo para adquirir la habilidad de sortear las piedras del camino, que parecía que me llamaban, o más bien llamaban a mi rueda. Gracias a la suspensión de la giant aguanté como una campeona. Gracias a eso, y al paisaje que en cada alto nos encontrábamos.

Extasiada ante tanta belleza, y aprovechando a descansar

El recorrido estaba en teoría indicado para bicis, pero lo que pensábamos sería una pista se convirtió pronto en una senda, cada vez más estrecha, con unas piedras enormes. El acantilado quedaba a nuestra izquierda, y menos mal que no tenemos vértigo, o que no nos dio, preocupados como estábamos de mantener el equilibrio sobre la bici, esquivar obstáculos, mantener el manillar en posición, y evitar los botes: que estrés da la bici de montaña, con lo bien que se va con la de carretera, tan liso todo, tan rápido! Eso si esto no se puede ver:

Pero que bonito es el Cabo de Gata!

Lo malo de las subidas es que luego, tenías que bajarlas. Y aqui si, aquí yo ya desistí y me bajé de la bici, y me la llevé de la mano por la senda, o más bien por la trialera, que para los que no lo sepais (yo me acabo de enterar) es una bajada empinada, y con el suelo muy irregular, más o menos como esta:

Es o no es para bajarse de la bici?? o para matarse!!

Después de tantas aventuras, llegamos al fin a San José, quizá el pueblo más turístico del Cabo de Gata, dentro de ese turismo tan poco masificado. Desde San José, cruzando el pueblo, sale una pista de tierra que nos acerca a dos de las playas más famosas de la zona, la de los Genoveses y la del Mónsul.

Por una pista ya más normal, camino de los Genoveses.

Las dos playas son espectaculares, y al pasarlas continuamos en dirección al faro del Cabo. Pasamos una barrera a partir de la cual no pueden pasar los coches y empezamos a subir la pista, con un desnivel bastante fuerte. Eso si la pista estaba en buenísimas condiciones, pero esta vez lo que fallaba no era la habilidad, sino las fuerzas! Antes de llegar al faro dimos media vuelta, que ya teníamos hambre y quedaba demasiada subida. Antes de bajar nos quedamos con vistas como éstas:

La bici de Cucumber descansando tras el duro esfuerzo

Al llegar a San José de nuevo nos paramos en el puerto frente a un restaurante en el que oimos una voz que nos llamaba..eran las sardinas? era el arroz? No, era un chico la mar de simpático anunciándonos que tenia parking para las bicis. Asi que las dejamos bien guardadas y subimos a la terraza. Media hora mas tarde teníamos esto en la mesa:

El arroz de San José, que bien nos sentó!

Desde San José cambiamos de ruta, y en vez de volver por la senda-pista de la costa, volvimos por una pista del interior. Fuimos por carretera hasta El Pozo de los Frailes, y allí en la rambla cogimos la pista que nos llevaria de vuelta a Los Escullos, y de ahí al hotel y a la ducha reparadora. Esta pista fue mucho más cómoda que la de la ida, y al recorrerla pudimos ver una noria antigua que servia para extraer el agua del suelo. 

Al día siguiente no tuvimos bici. Recogimos en el hotel con pena, y salimos para Valencia. Aunque antes de salir del Cabo de Gata quisimos acercarnos a Agua Amarga y a una cala cercana, llamada Playa de los Muertos, un lugar precioso al que prometemos volver para bañarnos en verano. El acceso a la Playa es algo complicado, por una senda, asi que si vais dejaros las chanclas en casa, y poneos zapatillas de cordones. Pero una vez allí el paisaje es sencillamente espectacular.

La playa de los Muertos, un sitio de leyenda

Y para acabar unos consejillos por si vais al Cabo de Gata con las bicis: el tiempo es muy caluroso, y el día de la ruta siendo 8 de enero andábamos con el maillot de manga corta, por lo que si podeis elegir ir en invierno, primavera u otoño y evitad los meses de calor. El parque tiene tan solo dos carreteras y el resto está unido por pistas asi que la bicicleta elegida, mejor la de montaña. Existe un libro muy útil, mapa incluído, de la editorial Alpina: Cabo de Gata-Nijar Parque Natural, con recorridos a pie y en bicicleta.- Y por último,  no olvideis dejaros llevar por el ambiente de un lugar por el que no ha pasado el tiempo, y en el que todavía se valoran las pequeñas grandes cosas.