lunes, marzo 21, 2011

Pedaleando en Oporto

Hacía meses que teníamos sacados nuestros billetes de Ryanair para viajar a Oporto en fallas, y al llegar el dia 15 salimos escapados de las tracas y petardos, eso sí con el corazón algo encogido por Japón. Mi hermana nos escribía cada dia, y vino bien que en el hotel tuviéramos conexión wifi gratis para ver el correo cada tarde. Además de eso, el Residencial dos Aliados tenía buenos precios, inmejorable ubicación y buenas vistas desde la ventana: no se le puede pedir más.


Las vistas desde la ventana del hotel
Oporto es una ciudad preciosa para visitar. Las calles del centro histórico están llenas de casas a cada cual más bonita, eso si a la mayoria les falta una mano de chapa y pintura: o quizá ese aspecto decadente sea lo que le da mas encanto. La ciudad está enclavada en la orilla derecha del río Duero, en su ribera puedes comerte el mejor bacalao del mundo, y no tienes más que cruzar a la izquierda para encontrarte las bodegas de vino de Oporto, la denominación de origen más antigua. El río lo cruzan 6 puentes, o así al menos se llamaba el crucero que nos dio el paseo.


Vista del Ponte Luiz I desde el Funicular dos Guindais

El Funicular dos Guindais sirve para unir el barrio de la ribera con el de arriba: un desnivel que nosotros subimos y bajamos varias veces en esos tres días, y que te proporciona vistas y panorámicas espectaculares (además de fortalecer los gemelos). Sumado al funicular, Oporto tiene autobuses, metro (directo desde el aeropuerto), y tranvía: quedan todavía tres lineas de los antiguos, preciosos. Aunque lo que más hicimos fue andar, a pesar de las quejas de algunas, y es que las cuestas tenían su aquel.

Subiendo por las calles algo empinadas de Oporto
Durante los paseos, visitamos el Mercado de Bolhao: merece la pena verlo y empaparse de su ambiente sacado de otro tiempo. También subimos a la Torre de los Clérigos, un monumento emblemático desde el que dominas la ciudad con la vista. Parada obligatoria es la Libreria Lello e Irmao, donde se rodaron algunas escenas de las películas de Harry Potter: un lugar para entrar y perderse entre sus libros, sus paredes, sus techos y su madera.

Si, es una librería aunque no lo parezca
Además de eso y como no podía ser de otra manera alquilamos unas bicis en una pequeña empresa sitúada en la Ribera: el centro histórico de Oporto no está nada preparado para bicicletas (además que las cuestas son para profesional) asi que solo quedaban dos opciones, la orilla derecha o la izquierda. Elegimos el lado de Oporto, aunque los primeros metros resultaron algo accidentados: el prometido carril bici no existía, y tuvimos que inventarlo.

Y ahora ¿por donde?
Tras unos tres o cuatro kilómetros la cosa se arregló y el paseo fue mucho más agradable, eso sí después de pasar una pasarela de hierro por la que yo personalmente pasé mas miedo que cien viejas, o que doscientas! La vuelta en ese tramo la hicimos por las vías del tranvía, que también tiene su peligro: en fin, una aventura.

Por la pasarela de los horrores
Como digo quedaban unos 6 o 7 kilómetros de paseo precioso hasta la desembocadura del río, asi que se nos quitaron los malos rollos, hasta que llegamos al Faro. Hasta él un brazo de mar se metia hacia dentro, con un cartel de PELIGRO, y el dibujo de una ola pasando por encima de una persona. Como mis hijas no se fijan en los carteles salieron disparadas hacia el faro..y se puede decir que ya se han bañado en el Atlántico. Todo quedó en un susto.

El cartel indicativo, bastante claro


Valeria, la bici y la ola
Para que os hagais una idea del viaje en bici, Cucumber ha hecho un pequeño montaje de video y fotos. Os lo dejo para que os empapeis un poco de esa atmosfera que tanto nos ha gustado, con la canción portuguesa elegida. No lo dudéis, si podéis visitar Oporto, una ciudad fascinante, en la que se come como reyes (buenisimo el pescado y el vino) y además por un precio muy asequible: menos mal que nos queda Portugal para viajar sin arruinarnos.





12 comentarios:

harba007 dijo...

joder que envidia yo he tenido invitada estas fallas no me he podido escaquear y me las he comido toditas que guapetones os veo a la famili entera

mar dijo...

pero que chulada de video, veo que os lo montais de maravilla para no estar en Valencia en fallas cualquier excusa es buena, un beso a todos.

Toupeiro dijo...

Oporto es una ciudad muy acogedora, me alegro de que la hayáis disfrutado.

Abrazos y Pedalina.

Anónimo dijo...

que bonitas son las fallas cuando te vas de Vcia...Muy chulo el video ( y la música) y seguís dando mucha envidia¡¡¡

Habra que inventar un buen viaje para S.Santa

Inibi

Anónimo dijo...

That`s it! The real life! Nobody seems to be happier than you are. Next time I'm gonna go, too.
KISSES-

Anónimo dijo...

Una preciosidad y una suerte .Blue

El Impenitente dijo...

Muy bonito el vídeo, bonita la canción, un detalle que en el vídeo salgan dos tíos corriendo, bonitos los puentes, otro detalle que escribáis sobre Portugal sin citar a Cristiano Ronaldo ni a Mourinho, que del Oporto salió Futre, bonita (con perdón) la foto de la ola y el faro y, una vez más, despertáis las ganas de ir a los sitios que visitáis. Debieran patrocinaros los viajes.

Unknown dijo...

Un video muy bonito e ilustrativo. Qué envidia que me dais. Apuntaré esta ciudad como destino de vacaciones.

cucumber dijo...

No falla, pones unas imagenes de un grupo en bici, una bonita cancion y un hermoso paisaje y todo irradia felicidad. yo al menos no necesito más.

SisterBoy dijo...

Jajajaja veo que no soy el único que huye de las fiestas patrimonio de la humanidad de su terruño.

Aunque en Oporto sólo hubiera vino de idem y bacalao (yo lo comí en un estilo diferente cada día que estuvea llí) ya sería digna de visitar pero además la ciudad es muy peliculera, y sí, creo que la patina forma parte del encanto igual que sus bigotudos y languidos habitantes. O como dijo mi cuñado (en otra visita en la que yo afortunadamente no estuvo), "¿es que nadie sonrie aquí?"

Slim dijo...

ah pues a nosotros nos sonreian mucho, incluido alguno con bigote! Debajo del hotel estaba el cafe Guarany en el que nos tomabamos cada noche una caipirinha buenisima, y el camarero que se llamaba Tiago era simpatiquisimo.
esto se me olvido decirlo, este Café es otro de los motivos para visitar Oporto.

Anónimo dijo...
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