jueves, agosto 30, 2012

Pedaleando en la Bretaña

Cada verano pasamos dos semanas del mes de julio mirando y admirando las carreteras francesas por las que pasa el Tour de Francia, y nos embobamos con los paisajes, los rios y los pueblos por los que pasa la carrera. De Francia nos gusta casi todo, excepto quizá esa manía que tienen de hablar francés. Pero ya que nuestras hijas dan clases de este idioma en el instituto decidimos darnos un paseo por este hermoso y cercano país. La zona elegida fue la Bretaña, al noroeste de Francia. Una región enorme de la que sólo conocimos una pequeña parte, concretamente la del departamento de Finisterre, en el extremo más occidental de la región.

Ese cabo por el que la región recibió el nombre de Fin de la Tierra es la Punta de Raz. En forma de proa, es uno de los sitios más visitados por los turistas-la mayoría franceses-que recorren esas tierras. El lugar impresiona a pleno sol, aunque más debe hacerlo en medio de una tormenta con grandes olas y fuertes vientos, que deben ser bastante frecuentes allá.

La punta de Raz, un lugar para sentarse a tomar aire








 En la Bretaña nos alojábamos en Benodet, en el camping Port de la Plaisance. Si echáis un vistazo al enlace, adivinaréis que hemos estado muy a gusto. Desayunar en la terraza del bungalow, darnos un baño en la piscina climatizada al volver de las excursiones, dormir con manta después de haber pasado tanto calor, y la discoteca para que las adolescentes de la casa pudieran practicar su francesinglesespanish con los garçons. Un lugar perfecto para vacacionear.

Desayunado un brioche en el bungalow del camping
Por la zona hicimos cada día una excursión, y nos gustaron todas. Port-Aven, el pueblo en el que se refugió Gauguin una temporada y en el que sus habitantes no paran de hacer galletas. Locronan, uno de los pueblos más bonitos de Francia, absolutamente peatonal y acostumbrado a las cámaras. Douarnenez con su puerto pesquero. Quimperlé lleno de flores. Almorzábamos baguettes con queso y tomate en cualquier rincón, ayudados por un sol más bien español que brillaba en el cielo todos los días.

En Pont-Aven yo también me haría pintora

Paseo por Locronan
También nos dio tiempo de ir a las playas, llenas de surfistas como las de la Punta de la Torche, subir a faros desde los que ver el infinito mar, comer crêpes, beber sidra, y hasta ver un concierto de rock en francés de un grupo la mar de recomendable: Deportivo. Y por supuesto, de pedalear. Las bicis nos las llevamos en la furgoneta, y salimos cada mañana desde el camping, para darnos un paseo matutino mientras las chicas dormían. Recorrimos asi los alrededores del camping, Benodet y otros pueblos cercanos, aunque siempre con la sensación de que la zona estaba poco preparada para bicis. Las carreteras con mucho tráfico, poco arcén e infinitamente poco amigables para lo turística que era la zona, y la cantidad de bicicletas que había. Aún así encontramos algún camino tranquilo, pedaleando hacia las playas.

 A la playa en bici
Una mañana alquilamos a las chicas unas bicicletas en el camping y salimos los cuatro a pedalear. El día amenazaba lluvia y nos llevamos los chubasqueros, y acertamos pues nos mojamos un rato. Nos fuimos a Sainte Marine, un pueblo al otro lado del rio Odet, para lo que tuvimos que pasar un largo puente. Una vez alli y por caminos de tierra, siempre al lado del mar, llegamos hasta Îlle Tudy.

Con el chubasquero hacia Île Tudy
Comimos frente al mar-ya con sol- en el precioso puerto pesquero de Sainte Marine, y para volver cogimos el barco que nos llevaría de vuelta a Benodet. Por sólo un euro más subimos las bicicletas a bordo, y volvimos a Benodet en un momento.

las chicas en el barco hacia Benodet
Las excursión resultó muy bonita, y puso fin a nuestros dias en Bretaña. Volviendo a casa, hicimos parada en Futuroscope, un parque temático situado en Poitiers lleno de cines 3D, Imax, Robots, atracciones y espectáculos futuristas, un sitio donde disfrutamos mucho toda la familia. Realmente moderno aunque hayan pasado 25 años desde su apertura, Futuroscope nos sorprendió y nos divirtió, poco más se puede pedir. 

A los jacetanos nos los encontramos en el parque
 De Francia nos traemos-como siempre-las ganas de aprender algo más de francés, la envidia de ver como cuidan sus casas y sus cosas, y el gusto por sus croissants. También nos trajimos una botella de sidra y unas crêpes, que aunque no nos salieron tan buenas como allà, nos permitieron crear una pequeña Bretaña en el apartamento de Jaca. De nuestra guía de viaje sólo hemos visitado unas cuantas páginas, por lo que nos queda pendiente volver hacia otras zonas de la región. Hasta entonces, à bientôt, France!

las crêpes, ese manjar

6 comentarios:

SisterBoy dijo...

Me quedo con Futurscop y los crepes

El Impenitente dijo...

Pensaba que el Tour duraba tres semanas. Y espero vieseis a Hinault. Creo recordar que era bretón. Y ya hablaremos de la Vuelta, que está muy amena.

Y una vez más se demuestra la envidia que nos tienen los franceses. Finisterre está en España. Y mi abuela materna, que era gallega, a los crepes les llamaba filloas y las hacía buenísimas.

Por lo demás, vuestras crónicas viajeras siguen despertando envidia de la sana. Enhorabuena por lo bien que os lo pasáis y por lo bien que lo contáis.

cucumber dijo...

Impenitente: Todo está inventado, lo que pasa que hay siempre pueblos y gentes que lo venden bien.
En Oliva, hay unas cocas que son como pizzas pero más pequeñas que seguro que se hacen antes que las famosas.
Por cierto había un restaurante en la carretera nacional con un letrero enorme que decia " El rey de la coca" siempre me hacia gracia.

Slim dijo...

la foto de las crepes era para ti, sisterboy. En cuanto a Futuroscope, creo que te habría gustado bastante aunque las pelis de los cines 3D y 4D no son de las que tú sueles ver. pero las imágenes eran alucinantes, sobre todo una que vimos sobre los primeros aviadores que ejercian de carteros atravesando los andes:
http://es.futuroscope.com/atracciones-y-espectaculos/grandes-espectaculos/las-alas-del-coraje

tres semanas? pues que rápido se me pasan. :-)
no vimos a ningun ciclista. la verdad es que la zona no invitaba demasiado a pedalear. sin embargo Inibi ha estado haciendo la eurovelo, y nos contaba todo lo contrario...Están locos estos bretones!!
eso si las crepes estan buenisimas, sin menospreciar a las filloas (no sabia que tu abuela fuese gallega...la mia tambien!)

El Impenitente dijo...

Gallega de Santiago de Viascón, junto a Pontevedra. Su padre era notario y lo destinaron a Belmonte, provincia de Cuenca y capital del secarral. Mi abuela se fue con su padre (su madre se quedó en Galicia con otros hermanos. Los gallegos son raros) y allí conoció al que sería mi abuelo. Nunca volvió a Galicia salvo en ocasiones esporádicas, de las que siempre volvía enseguida pues terminaba discutiendo con su familia. Tremendamente ocultista, verdadera experta en el manejo de la autocompasión y muy puñetera, mi abuela fue todo un personaje.

Slim dijo...

pues ya es raro que un gallego salga de galicia y no vuelva, ni siquiera con el corazón.

bonita tierra, en cualquier caso. para volver.