My Love for British Things is Impeccable

Y no sólo porque mientras en España nos quieren poner el casco obligatorio para salir en ciudad (Estamos en lucha, firmad aquí! para parar esta locura), mientras que en Londres su alcalde, Boris Johnson, se propone emular a Amsterdam invirtiendo mil millones de euros en infraestructuras ciclistas. A Inglaterra le falta mucho para ser considerado un país ciclista, pero está en camino. No sólo en Londres, sino también en Manchester, donde he tenido el gusto de pasar una semana. Y eso a pesar del mal tiempo, la lluvia y esa organización del  tráfico infernal en la que nunca sabes por donde vienen los coches.

¿Entonces para dónde miro?

Manchester es una ciudad del norte de Inglaterra que tiene el honor de haberse convertido en la primera ciudad industrial del mundo gracias al algodón. Muy castigada por los bombardeos en la Segunda Guerra Mundial, después de ésta la industria fue decayendo hasta entrar en la crisis que la convirtió en una zona deprimida y sin demasiado futuro. Para rematar, en 1996 una bomba del IRA en pleno centro de la ciudad devastó la zona. Esto fue el punto de inflexión que les sirvió para resurgir de algún modo de sus cenizas, y levantarse de nuevo. Como consecuencia, en Manchester los edificios nuevos se mezclan con los antiguos y no es raro encontrarse rascacielos de cristal junto a antiguas catedrales, lo que le da un aspecto extraño y a la vez fascinante.

Mezcla de estilos por todas partes

Dos cosas han ayudado a los habitantes de Manchester a sobrellevar las crisis y vaivenes económicos: el fútbol y la música. De lo primero tienen dos grandes equipos que rivalizan entre sí, de tal forma que una de sus primeras preguntas al conocer a alguien es : "tú, de quien eres, ¿del United o del City?" Nosotras esta semana fuimos del United, más que nada porque jugaba contra el Madrid, y tuvimos ocasión de verlo en un pub (y de entristecernos con los parroquianos tras los goles de Modric y Ronaldo). También fuimos a Old Trafford, el campo de fútbol convertido en atracción turística, y al Museo Nacional del Fútbol, una gozada para amantes y no tanto del deporte rey.

Camisetas, mitos, historia, goles, todo en un mismo edificio

De la música os puedo decir es que se huele en el ambiente, y es que -como dijo Marck Radcliffe- Manchester es una ciudad que piensa que las mesas son para bailar encima. Una ciudad de la que han salido tantos enormes grupos - The Smiths, Oasis, Happy Mondays, The Charlatans, New Order... no puede ser por casualidad. Y es que desde pequeños deben estar escuchando música y los conciertos se multiplican en todas las salas y garitos. Entrar a un pub y ver a un grupo de señores y señoras mayores (más que yo, eh!) con su pinta de cerveza y cabeceando al ritmo no tiene precio, y demuestran la teoría del señor Noel Gallaguer: "It all comes from here" (Todo salió de aquí). De aquí , y de la vecina Liverpool, apenas 60 kilómetros más allá.

Concierto Homenaje a los Smiths

Música, fútbol, pintas de cerveza..adivinaréis que me ha encantado la ciudad, pero no sólo por eso: también por su Museo de la Ciencia y la Industria, muy recomendable para ir con chavales; el precioso barrio de Castlefield, el ambiente del Northern Quarter, y sobre todo la Biblioteca Universitaria en la que hemos pasado los días aprendiendo de nuestros colegas británicos. Una institución capaz de mezclar, como la propia ciudad, lo viejo y lo nuevo, desde la biblioteca histórica que conserva el fragmento original más antiguo del Nuevo Testamento hasta la biblioteca sin libros, llena de ordenadores, pantallas, cables y enchufes. Oh my God, no dejan de sorprenderme estos ingleses.

La entrada desde luego impresiona