miércoles, diciembre 09, 2015

Por los pueblos abandonados del Pirineo Aragonés

Este verano realizamos una excursión muy recomendable en tierras  de Sabiñánigo. El recorrido va de Larrede a Susín, un pueblo abandonado del Serrablo que nos dejó imágenes como ésta:


La Iglesia y todo el pueblo de Susín está despoblado, pero no abandonado. La mayoría de las casas están muy arregladas gracias al trabajo de voluntarios en su rehabilitación. El camino hasta allí es una ruta agradable que comienza en Larrede, que cuenta con una estupenda iglesia románica.


Desde ahí comenzamos a ascender hasta La Torraza, primera parte de nuestra ruta. Después, el camino se adentra en un bosque lleno de robles centenarios a los que llaman “Caxicos” hasta llegar a Susín. Poco transitado incluso en agosto, este lugar es uno de los mejores secretos guardados del Pirineo.

Vistas desde la era de Susín

Animados por esta aventura, y ya que hemos pasado unos días en Jaca en este puente, decidimos investigar más pueblos abandonados. Y así , el domingo estuvimos en Bergosa, y el lunes en Larrosa. (aunque los dos acaben en osa, no vimos ningún osezno por el camino, pero el segundo día YO VÍ UN CIERVO!)

La ruta hasta Bergosa parte desde Jaca, por el Camino de Santiago, hasta el puente de Torrijos. También puedes acercarte ahí con el coche (son tres kilómetros desde Jaca). Desde ahí sale una pista hacia el Norte, y nada más empezar a subir te encuentras la vía del Canfranero, que has de cruzar.


Se llega a la orilla de un canal de agua clara que transporta su caudal a Jaca. Tras recorrer su orilla unos 15 metros lo atravesamos y  empezamos a subir por un camino bien marcado en medio de un bosque lleno de pinos.


En el bosque , tras los pinos, aparecen también aquí los “Caxicos”, y los arbustos de boj. La subida es bastante pronunciada y va haciendo zigzag para facilitar la tarea. Hasta el final no se suaviza, y es entonces cuando vemos asomar los cipreses del cementerio y las primeras casas de Bergosa. En esta ocasión las casas están bastante abandonadas.




La excursión del lunes a Larrosa es más suave, con menos pendiente de subida, aunque al final también nos duelen un poco las piernas. Nos vamos en coche hacia Castiello y la Garcipollera, y lo  dejamos en el primer parking, frente al pueblo de Villanovilla. Comenzamos a andar con el paisaje helado de la noche. Parecemos caminantes blancos! Pero con mochila.


Tras 1,8 kilómetros llegamos a Acín de la Garcipollera , que sólo conserva la iglesia de su pasado. Siguiendo la pista, que no deja de subir, asistimos desolados al espectáculo que deja la procesionaria en los pinos de nuestro alrededor. La procesionaria era una plaga mediterránea, pero por culpa del  j** cambio climático, se está extendiendo hacia el norte peligrosamente.


A mitad de pista, llegaremos a un desvío del GR 15, la senda Prepineraica que une Pont de Suert con el Pirineo Navarro. Por el GR comenzamos descenso sin adivinar nunca lo que encontraremos abajo. 


Toda la vegetación ha ocultado el pueblo. Lo primero que nos encontramos es el ábside de una iglesia: es la de San Bartolomé. El ambiente tan silencioso sobrecoge, y es difícil de explicar lo que se siente al recorrer sus calles, antes llenas de vida.



No muy lejos de aquí se encuentra Ainielle, el pueblo sobre el que Julio LLamazares escribió su novela "La lluvia amarilla". Es inevitable recordarla al recorrer estos parajes, que aunque no sean nuestros, si fueron de otros sus hogares.

“Todo estaba en silencio, envuelto en una paz tan densa e indestructible que acentuaba más aún la desazón que yo sentía. A lo lejos, sobre la línea de los montes, los tejados de Ainielle flotaban en la noche como las sombras de los chopos sobre el agua."

1 comentario:

Antonio | pérgolas bioclimáticas dijo...

Que lugares más bonitos, sólo verlos dan ganas de ir.