Salimos de Santo Domingo de Silos por la Garganta de Yecla, que es un pasaje curioso y estrecho, pero sobre todo se disfruta haciéndolo a pie, y nosotros en ese momento no estábamos por la labor. Por carreteras comarcales nos adentramos en paisajes típicos castellanos, con amplísimos campos de cereal, pero por ser a primeros de junio, están todavía muy verdes, y la verdad es que la vista es espectacular. Pasamos varios mini pueblos como Arauzo de Miel, Huerta del Rey, La Hinojosa donde tanto la carretera como los pueblos parecen vacíos de coches, personas, animales y demás seres vivos. El camino transcurre entre ligeros toboganes que no hacen la marcha demasiado dura.
Así llegamos a Muñecas, un pequeño pueblo, en el que parece que quizás por ser medio día, hay algo de vida. Tomamos cervezas en el bar cercano a la carretera, donde todo nos sorprende: desde su diseño mas parecido a una nave-corral, a un fuego en un rincón donde se está cocinando a ritmo lento un apetitoso guiso de pollo y sobre todo el dueño y suponemos su hermano o si no su clon, que tienen incontinencia verbal y nos explican en varios minutos todas las carreteras de la comarca, anécdotas y demás historias.
Así cruzando el Cañón del Rió Lobos llegamos a San Leonardo de Yagüe, donde el paisaje cambia totalmente, y empieza de nuevo el bosque espeso con multitud de vacas y caballos, por que de nuevo nos adentramos en la plenitud de la Sierra Soriana. De este modo llegamos a Palacios de la Sierra (camino más llano) y el final de nuestra etapa en Quintanar de la Sierra, donde el chuletón que se comió G. aun se recuerda en las noches de luna llena.
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