Un Alleycat para pasarlo de miedo

Aprovechando la cercanía de Halloween, en la quinta edición del Alleycat Valencia los disfraces eran casi todos de miedo. Muchos de los participantes se acercaron con maquillaje y trajes, algunos muy trabajados, desde la pareja que celebró su matrimonio (con arroz, invitaciones y coche de novios) hasta brujas, lobos, monjas zombies, vikingos y guitarristas de rock fantasmas. Todos le daban al Alleycat un aire festivo, y es que el Alleycat es una carrera, pero también una fiesta.

El guitarrista era uno de nuestros favoritos, además de un campeón pedaleando

Como en otras ediciones, había bicicletas de todo tipo: plegables, de paseo, de ruta, las buenas de los bici-mensajeros, carritos..Como decía mas tarde el organizador del evento, este es un rasgo de la Alleycat de Valencia: aqui todos pueden venir con su bici y pedalear, y no hace falta ser el más rápido o tener una bici buenísima, de hecho una de las chicas que se llevó premio llevaba una de paseo.

Hasta las bicis iban disfrazadas en el Alleycat

Una vez pagados los tres euros de la inscripción, nos repartieron un pequeño folleto con las instrucciones y los checkpoints, los puntos por los que pasar en la carrera. Esta vez la mecánica fue algo diferente a la primera vez que fuimos: nos daban 4 puntos que se repetían y a los que tenías que llegar en un orden determinado: torres de serranos, torres de quart, plaza del árbol y plaza san bult, luego otra vez serranos, san bult, del árbol..así hasta 12 checkpoints. La cosa estaba en hacer el número máximo de checkpoints en media hora, y quien más sellos consiguiera, ganaba.

El folleto de nuestro checkpoint, con algunos sellos.

Nosotros salimos pitando hacia Quart, y nos pasamos la media hora como locos, corre que te corre a los checkpoints. Yo bastante tenía con seguir a los capitanes (Gonza e Inibi), que iban dirigiendo la expedición. La verdad es que yo, que me pierdo hasta en el aparcamiento del Aqua, había momentos en los que no sabía ni donde estaba. Además, pasabas varias veces por el mismo sitio, asi que teniamos muchas sensaciones diferentes, entre el esfuerzo, nuestros gritos y el Déjà-vu. También era increíble ver las caras de la gente, al vernos pedaleando por las calles como alma que lleva el diablo. Y aunque parezca algo raro, nos divertimos como críos. Se nos hizo corta la media hora. Hicimos 7 checkpoints de los 12, y desde aqui tengo que decir que si no me hubieran esperado varias veces, los chicos hubieran hecho un poco más. Sobre todo Inibi, que la próxima vez le dejaremos ir libre, para optar a premio.

Porque ya tenemos ganas de que llegue la próxima. Estuvo genial la carrera, la cerveza en el Turmix, los premios, y las risas. Y esperamos que los organizadores no se cansen de preparar nuevas Alleycats, con otras ideas, de otras maneras, o de la misma. Nosotros prometemos entrenar y volver para pasarlo...de miedo!!

El equipo pedaleando con la sonrisa puesta