Tándem en Peñíscola

Hemos estado unos días en Peñíscola (Atención las fans de Sergio Dalma: no os perdais la canción que le dedica a la ciudad en este video promocional de la página web de Turismo en Peñíscola: no tiene desperdicio). Peñíscola, como muchas de las localidades turísticas del levante y de toda la costa española, es encantadora fuera de temporada, lejos de los agobios de agosto y con una temperatura que nos permite disfrutarla de abril a octubre.

Por la tarde en la playa de Peñíscola, a cada azul más bonito

Peñíscola tiene un centro histórico adentrado en el mar, una casi isla presidida por un castillo en el que vivió (os acordareis del cole) , el Papa Luna. El castillo está rodeado de murallas que protegen la ciudad antigua, convirtiéndola en una fortaleza a salvo de apartamentos y hoteles que se desplazan a ambos lados de la costa: hacia el norte el Paseo Marítimo, que enlaza con Benicarló, y hacia el sur calas más escondidas al abrigo de la Sierra de Irta, y que sin duda merecen una segunda visita.

Subiendo hacia el Castillo en uno de los embarcaderos que usaria el Papa Luna o algun obispo

Por la Sierra de Irta hay muchos senderos para recorrer en bici de montaña, pistas forestales que unen las calas y las alturas de la zona. Aqui podeis ver las rutas, o si preferis acercaros a la oficina de Turismo de Peñiscola donde te lo explican todo muy bien. Nosotros no llevabamos bicis asi que hicimos una ruta andando, de unos 6 kilómetros, hasta la torre de Badum, desde donde se divisan los acantilados más altos de la costa de la Comunidad Valenciana: 40 metros sobre el nivel del mar.

La torre Badum y sus acantilados, al final de la ruta.

Como digo no llevábamos bicis, pero no nos fuimos de Peñíscola sin pedalear. Gracias al Ayuntamiento de la ciudad, un hermoso carril bici recorre todo su paseo Marítimo hasta llegar a Benicarló. A su amparo han nacido tres negocios bicicleteros de alquiler de carritos, coches a pedales, bicis de montaña y de paseo y hasta tándems!! Con la ilusión que tenía yo de probar uno. Asi que fuimos a Freddy, uno de los locales de alquiler, y nos alquilamos el tándem, y nos gustó tanto que repetimos. Y conseguimos llegar a Benicarló y volver sin discutir, y eso que cuesta, porque eso de ir en bici sin dirigir es algo complicado.

Cucumber y yo intentando controlar el equilibrio con el Tándem

Aqui yo ya me empiezo a relajar

La verdad es que no nos costó mucho coger el tranquillo, y una vez que superas el miedo inicial y te dejas llevar por tu compañero de delante, (si vas detrás), o te acostumbras a hacer más fuerza de la normal y a llevar paquete (si vas delante), el tándem está bastante bien. Eso si nos habrian venido bien estos consejos de los amigos de Rodadas, si nos hubiéramos acordado. En nuestro caso, le vimos varias ventajas, como que puedes ir hablando más que yendo cada uno con su bici. Eso si no se como responderíamos en una ruta más larga. Y es que al fin y al cabo los dos somos un poco mandones y siempre queriamos cambiar para poder conducir!! Pero nos gustó bastante la experiencia. Y si un dia tenemos una casa con garaje para bicis, nos compraremos uno..que de momento no nos cabe!!