martes, julio 04, 2017

Pedaleando en Berlín

Gracias a una beca Erasmus he pasado una semana en Berlin, invitada por la Freie Universität. Esta vez me acompañó Ismael, que es un completo enamorado de Alemania (por gustarle le gusta hasta su endiablado idioma). Así que cada mañana mis pasos - en bici, o en U-bahn (el metro berlinés) - me encaminaban a la biblioteca mientras Ismael paseaba por tan fascinante ciudad. Por las tardes visitábamos los diferentes barrios y hacíamos alguna excursión - en bici o en U-bahn. Y es que la lluvia ha decidido por nosotros cada día, y según el tiempo elegíamos el medio de transporte.

El chubasquero siempre a mano, por si acaso
Berlín es ciudad ciclista, y en ella conviven de maravilla coches, autobuses, peatones y miles de bicicletas. Hay carriles bici segregados o pintados por la calzada, en la acera, en cualquier calle; calles especiales para bicis; señales de los distintos trayectos ciclistas; muchísimas tiendas de bicis, de reparación o de alquiler. Nosotros alquilamos unas en mrm, a 8 euros el día. El local estaba muy cerquita de nuestro apartamento, en el barrio de Schöneberg, junto a la estación de metro de Nollendorfplatz, en la que comenzaba la linea U3 con parada en la Uni. 

El primer día nos dedicamos a visitar los sitios más turísticos de Berlín, como Alexanderplatz, el parque Tiergarten, los restos del Muro y la puerta de Brandeburgo.

Turisteando en Brandeburgo
También nos gustó conocer el barrio de moda, Neukölln, que ha desbancado a Kreuzberg y Friedrichshain - que siguen teniendo bastante ambiente -. En Neukölln pudimos visitar uno de los parques más frecuentados por los berlineses, el situado sobre el espacio del antiguo aeropuerto de  Tempelhof. Este aeropuerto - el más antiguo de Berlín -se ha convertido en el el espacio público más grande de la capital alemana y en vez de aviones ahora hay bicicletas - cómo no - y patines, además de pistas de deporte, un minigolf, zona para picnic y barbacoa y un biergarten encantador.

Es un avión? Noooo
En Neukölln también paseamos por Maybachufer, una calle que bordea el canal Landwehr y que cada día alberga un mercadillo entre alternativo y turco, o ambas cosas a la vez. A orillas del canal papis y mamis con niños, juventud, algún turista, bares y cervezas. Para quedarse a vivir.

En el Landwehrkanal
Una mañana Ismael se fue de excursión al Wannsee, un lago situado al suroeste de la ciudad. Famoso por sus mansiones y casas de campo donde solía ir lo más granado de la sociedad berlinesa a veranear, ahora tiene algunas zonas de baño y recreo donde (previo pago) puedes chapotear si eres valiente.

Los barquitos en el Wannsee

Como yo también quería ver un lago, una tarde nos acercamos al Krumme Lanke, última parada de la línea U3, la de la biblioteca. En Krumme Lanke hay dos lagos, uno pequeño y otro grande, pero solo nos dio tiempo de ver el pequeño ya que a los 5 minutos de estar ahí empezó a nublarse y a los 15 tuvimos que salir pedaleando lo más rápido que pudimos. Suerte que en Berlín te dejan subir la bicicleta al metro! Así pudimos llegar a casa sin coger una pulmonía.

En el Krumme Lanke antes del diluvio
La verdad es que hemos disfrutado mucho. Berlín es diferente, si no es en bici en metro, que da un servicio inmejorable a todas horas del día y cada dos minutos. La opción de la bici es muy recomendable, aunque la ciudad es muy grande y hace falta estar en plena forma para recorrerla. Los berlineses lo saben y por eso entrenan desde pequeños. No hay más que ver el parking de una de las guarderías. ¿No es precioso?

El futuro va en bicicleta


 

3 comentarios:

El Impenitente dijo...

Hay ciudades a las que vas y, a la vuelta, piensas -bueno, ya he estado. Y hay otras en las que siempre están pensando en volver, ciudades que te llaman. Berlín es de estas segundas

Unknown dijo...

Precioso todo, ya me gustaría ir, que nunca he estado en Berlín

Slim dijo...

Pues tenéis razón los dos: Berlín es para ir una vez y volver otras mil :-)