miércoles, septiembre 06, 2017

Vacaciones en Polonia

Este año, con las chicas ya oficialmente mayores de edad, decidimos dar un paso más en la organización de las vacaciones y conocer Polonia como cuatro adultos, viajando por el país en tren y en autobús y cada uno responsabilizándose de su maleta. Y he de decir que el único que perdió la mochila fue Ismael, que se la dejó en una cafetería (suerte que al regresar estaba). Y es que las chicas se han organizado muy bien, casi mejor que nosotros: llevaban menos ropa en la maleta, se arreglaban con un par de zapatillas, y lo más importante de todo, ven el mapa sin gafas!

Valeria riéndose de sus padres mientras intentamos orientarnos
Viajamos en Ryanair a Varsovia, la capital del país, donde nos alojamos en un hotel funcional y económico cerca de la estación. Nos vino bien ya que el bus del aeropuerto nos dejó bastante cerca. La zona no es muy bonita, pero tiene muchos restaurantes y bares que agradecíamos cada noche. Por las mañanas, cogíamos el tranvía y en unos 15 minutos estábamos en el centro. Compramos unos bonos de tres días para acceder al tranvía, autobús y metro: por 35 zlotis (al cambio unos 8 euros) viajábamos sin restricciones. Y es que Polonia es barato comparado con España y se nota en cada cosa que te compras y cada cerveza que te bebes.

Muchos tranvías y buena frecuencia en la plaza Zawisky, nuestra parada en Varsovia
La parada del bus del aeropuerto nos dejó en el Palacio de Cultura y la Ciencia, un edificio absolutamente comunista, construido en los 50 y que parece diseñado por el mismo Stalin. Es uno de los más altos de la ciudad y se ha convertido en un símbolo, a pesar de que los polacos les tienen bastante manía a los rusos. Se puede subir hasta el piso 30 en un ascensor guiado por una ascensorista que también parece prima de Stalin. Y es que los polacos, muy simpáticos no son. Al menos al principio. Luego ya, cuando les conoces, la cosa cambia. Y eso intentamos, conocerlos. Y lo hicimos a través de FreeWalkingTours, una empresa dedicada a organizar tours gratuitos por la ciudad con diferentes temáticas. La experiencia nos encantó. Hicimos el tour de “Varsovia histórica” y el de “Varsovia judía”, y con ambos pudimos entender la historia de un país que lo ha tenido muy difícil para encontrar su lugar en el mundo. Para rematar el tour de “Varsovia alternativa” nos llevó al barrio de Praga, al otro lado del río, al lugar donde se rodó “El Pianista”.

El Palacio de la Cultura y la Ciencia
Varsovia es una ciudad para que te la cuenten. Su centro histórico está totalmente reconstruido: para hacerlo se basaron en las pinturas que Canaletto realizó en el siglo XVIII. El trabajo fue inmenso y cuando paseas por la Plaza, el Castillo y las calles del Stare Miasto no puedes evitar quedarte boquiabierto. El tema judío está obviamente muy presente, así como la historia del Alzamiento, recordado en varios puntos de la ciudad.

La plaza principal de Stare Miasto

Recordatorio del lugar donde se situaba el Ghetto
Mucha gente piensa que Varsovia no merece mucho la pena, por los edificios reconstruidos o por la falta de “cosas” que ver. Sin embargo, a nosotros nos pareció una ciudad acogedora y elegante, con mucho más que descubrir además del centro histórico. Por ejemplo, el Parque Lazienki, con su palacio, su jardín de la China y su lago. O la calle Nowy Swiat, con casas preciosas y muchos restaurantes, además del imponente edificio de la Universidad.

Aquí me quedo yo a vivir, en el palacio del Parque Lazienki
Dejamos pues Varsovia con pena y cogimos un tren a la segunda ciudad del país y que algunos (sobre todo los cracovianos) llaman la Capital Real. Y es que Cracovia fue capital hasta que un rey llamado Segismundo (que también era Rey de Suecia) se llevó la capital a Varsovia, más al norte, para estar más cerca de sus otras tierras. Cracovia es desde luego muy Capital y muy Real. Respetada por los bombardeos, su centro histórico es uno de los más bonitos que hemos visto.

Iglesias por todas partes, y a cada una más bonita
La Plaza del mercado, las Iglesias, la Lonja de los Paños, el Castillo de Wawel…todo es imponente en este lugar. Como le habíamos cogido el gusto a los Freetours volvimos a hacer tres de ellos: el “histórico”, en primer lugar, para empaparnos de todo lo que allá han vivido, el “Judío”, que nos llevó al barrio de Kazimierz –convertido ahora en zona hípster con multitud de bares y tiendas cuquis alrededor de las viejas sinagogas, que acaba en la famosa fábrica de Oskar Schindler– y el de la “2ª Guerra Mundial”, con montones de historias emocionantes sobre la Resistencia incluidas.

Paseos agradables por Kazimierz
En Cracovia nos alojábamos en un apartamento muy bien situado. Aunque al llegar casi se nos cae el alma a los pies! Una fachada regulera, y al entrar tres patios, uno detrás de otro. El nuestro es el de más al fondo, con escaleras y buzones viejísimos y que olía como la casa de mi abuela! Pero al abrir con la llave se obró el milagro y apareció un apartamento luminoso y moderno, cómodo y bien decorado.

Amanda en la puerta (un poco viejuna) del apartamento   
























En la ciudad no hace falta tranvía excepto para ir al barrio de Nova Huta: la historia de este barrio es bien curiosa pues lo construyeron los comunistas siguiendo el modelo soviético, como demostración de fuerza. Allí ya no queda ni rastro de la estatua de Lenin y la plaza Central se llama Plaza Ronald Reagan, pero queda el Museo PRL (Museo de Polonia bajo el Régimen Comunista), que es casi lo único comunista que vemos y oímos en todo el viaje. No parece una época de la que les guste mucho hablar a los polacos.
El Museo PRL
Además de Varsovia y Cracovia, visitamos también la zona de los montes Tatras. Fuimos en tren y volvimos en bus, pues nos dimos cuenta de que tardaba menos y era más barato (en cualquier caso el tren también era muy barato!). Nos alojamos en Zakopane, una ciudad muy turística, en la que por cierto también estuvo Lenin. Probablemente iría de excursión al Morskie Osko, un lago espectacular rodeado de un circo de montañas al que los polacos van como en peregrinación: el camino hasta el lugar, unas dos horas desde donde te deja el bus, lo hacemos rodeados de personas. Lo cierto es que el sitio merece la pena.

Chulo el lago!!

Aunque desde Zakopane puedes hacer muchas más excursiones, muchas rutas os esperan desde el mismo pueblo, o desde donde deja el funicular Gubałówka. El pueblo tiene mucho encanto, las casas forradas de madera, los restaurantes típicos, el olor a codillo…sencillamente delicioso! Y es que en Polonia se come muy bien, y muy barato. Los “pierogi” son unos raviolis artesanos deliciosos (mis favoritos los de espinaca y queso), el “zurek” es  sopa que te sirven en un cuenco de pan y que está buenísima, los guisos, la carne asada, los “schnitzel”, una carne empanada muy tierna y por supuesto la buenísima cerveza Żywiec. Comíamos por unos 30 euros los cuatro y algunas veces por menos!

Ismael a punto de comerse un rulo de patatas típico de Zakopane
Para el final dejo una visita que recomiendo a pesar de su dureza: el campo de concentración de Auschwitz y su vecino Birkenau. En Cracovia las posibilidades para visitarlo son infinitas, desde excursiones organizadas hasta ir por tu cuenta en tren o bus y visitarlo a tu aire. De cualquiera de las maneras conocer este lugar merece la pena y es un aprendizaje que todo el mundo debería hacer. Lo que allí ves, lo que allí sientes, es difícil de explicar con palabras, aunque recordarlo nos ha de servir para no olvidar. Como dicen las palabras de George Santayana, recogidas en una de las inscripciones del Museo, “Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo". El recorrido por la exposición y las instalaciones de Auschwitz es sobrecogedor, pero aún más la visita al cercano campo de Birkenau, donde puedes entrar en los barracones e imaginar el horror que allí se vivió. Es una decisión personal, pero yo lo recomiendo absolutamente.


La verdad es que hemos visto muchas, muchas cosas, y conocido un país que sin duda merece mucho la pena y que llevaremos para siempre en nuestros corazones. Żegnaj Polska! Espero que os vaya bien.
Hasta la próxima!
 
 



3 comentarios:

cucumber dijo...

Buen resumen! Y conocer la historia de un pueblo como de una persona es una buena forma de aprender a quererlos

Don dijo...

Gracias, Maria! Un gran ayuda si voy en noviembre, nos das casi el trabajo hecho :)

Slim dijo...

de nada reina!! a disfrutar!!