La primera canción que escuché de La Costa Brava fue Hazte camarera, de su disco “Déjese querer por una loca”. Me llegó en un recopilatorio de la discográfica Grabaciones en el mar, a la que solía seguir la pista por ser paisanos míos y haber publicado discos enormes a lo largo de su existencia. Era el año 2003, yo ya pasaba de los 30 y sin embargo nada más oír sus primeras frases sentí simpatía inmediata por aquel grupo que hablaba de sonrisas criminales, de veranos y de mar. Quise bajar a su concierto del Wah Wah, donde presentaron su segundo disco “Los días más largos” sin apenas saber nada de ellos, y cuál fue mi sorpresa cuando vi aparecer a Algora y a Enrique Moreno – a los que había visto tocar con El niño gusano y con The Caracols- junto con otros tíos, todos ellos más o menos quintos míos, cantando canciones que hablaban de amor y juventud. Cualquiera se habría marchado a casa pensando que eran patéticos. Yo no. Yo me compré sus discos y empecé a escucharlos de manera obsesiva. Para el disco rosa –el cuarto si contamos el de versiones- yo tenía Treinta y tres, al igual que su canción más emblemática, y el carnet de fan número uno de La Costa Brava.
Se ha hablado bastante del espíritu hedonista del grupo y del aura de diversión que les rodeaba. Se les criticaba que fueran una pandilla de amigos saliendo a tocar sin ensayar, que contaran chistes privados en el escenario y que se partieran de risa sin importarles quien hubiera delante. Y era verdad. Ellos mismos se definían en las carátulas de los discos como embajadores de la eterna adolescencia y muchas de sus letras van en esa dirección. Hasta inventaron un palabro, el “costabravismo”, para definir esa actitud alegre y despreocupada de vivir. Pero sus seguidores no encontrábamos ni un solo motivo para criticarles. Nos hicimos costabravistas convencidos y nos dejamos arrastrar por esa alegría en la que nos encantó sumergirnos. La fiesta duró hasta el 2008, año en el que Sergio Algora falleció repentinamente.
El grupo se disolvió inmediatamente y –con la excepción del emotivo concierto de despedida en la Expo de Zaragoza, en septiembre de 2008- no habían vuelto a reunirse. No son muy amigos – ni Fran, ni Dani, ni Ricardo, ni Enrique, ni Eloy – de recordar el pasado y todos han seguido adelante con distintos proyectos profesionales. Ha sido el cumpleaños del Bar Bacharach, ahora propiedad de Enrique, el motivo ideal para un reencuentro que se produjo el sábado pasado, en la sala López de Zaragoza.
En el concierto se tocó un repertorio de canciones pertenecientes a todos sus discos, en el que se repartieron las de Sergio Algora entre ese- sobresaliente- cantante que es Dani Garuz y Ricardo Vicente, que además triunfó con la canción que ya fue un éxito en “Velocidad de Crucero”, Amor bajo Cero. Enrique Moreno nos cantó su Canción para Beyoncé Knowles y Fran nos emocionó con himnos como Falsos mitos de la piel y del cabello u Olímpicos, además de sorprendernos con canciones que nunca habían hecho en directo, como Casado con otra. Eloy tocó durante el concierto, aunque en algunas de las canciones le dejó su bajo a Liborio, que participó en las últimas giras del grupo. Preciosas canciones perfectamente ensayadas, y con un gran sonido, que nos han fabricado otro recuerdo perfecto. Muchas, muchas gracias, chicos. Por todo.
8 comentarios:
Genial crónica, a la altura del espectáculo que vivimos. Gracias por dejar escrito ese recuerdo perfecto.
No se ni cómo expresar lo que sentí esa noche, he borrado y reescrito 20 veces éste comentario...
Alegría "desbordante" verlos de nuevo (aún sin Sergio) y bailar gritar saltar como hace ya algún tiempo no hacía en un concierto
Sabor agridulce de recuerdos que vienen a mi de la treintadolescencia en la que costabravismo sirvió de guía...
En fin... GRACIAS!!! "la vida es muy corta"
La vida es mejor
Un gran concierto de un grupo que consiguieron transmitir algo más que unas simples canciones. Las dos horas se hicieron cortas y el buen sabor que dejó, sabiendo que no se volverá a repetir,se hizo casi eterno.
Muy buena entrada, escrita con todo menos con la cabeza. Si pretendías transmitir emoción, lo has hecho y con creces.
no pretendía nada, las palabras salen así, porque así lo siento.gracias por el piropo.
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