miércoles, octubre 26, 2016

Visita a Dublín

Nunca habíamos estado en Irlanda, pese a conocerla a base de películas como “Café irlandés”, “En el nombre del padre” o “The Commitments”, por nombrar sólo tres de las más conocidas. Y es que a pesar de ser una isla chiquita (en extensión es más o menos como si juntáramos Aragón y la Comunidad Valenciana) y en la que no vive mucha gente (sólo son unos 4,5 millones de personas), Irlanda se ha vendido al mundo a través de la música y el cine. También han ayudado los numerosos inmigrantes irlandeses que viven en Estados Unidos, y la cerveza Guinness, que debe ser uno de los símbolos más conocidos del país.



Algunas de las pelis más conocidas rodadas en y sobre Irlanda: la numero 1 es una de mis favoritas

Hemos estado 4 días y nos hemos quedado con ganas de visitar y conocer más zonas de la isla: sería ideal hacerlo en bicicleta, como Gonzalo e Iñigo hace unos años – aunque tendríamos que ir preparados con traje de buzo o de esquimal, según si el tiempo era lluvioso, o frío, o ambas cosas a la vez. En esta ocasión nos ha tocado frío, más o menos como el invierno de Valencia, con intervalos de temperatura de 6 a 13 grados centígrados. Nada que no pueda paliar un jersey de lana y un gorrito.

Ismael con el gorro en el parque Merrion, cerca de la estatua de Oscar Wilde

El centro de Dublín se conoce con facilidad andando y según donde escojas el hotel podrás recorrerlo sin necesidad de transporte público. Nosotros nos quedamos en el Dergvale Hotel, cerca de la calle O’Connell, desde el que se llegaba en 10 minutos al río Liffey, que atraviesa la ciudad de este a oeste. El hotel era bastante añejo pero cuidado, con su moqueta y sus interruptores del siglo pasado a pleno rendimiento. Para desayunar nos ponían huevos, bacon y salchichas, además de otras delicatesen inglesas como el porridge, del que Isma se hizo fan.

El desayuno de campeones del Hotel Dergvale

En Dublín hay bastantes cosas que visitar, como el Trinity College y su biblioteca (para fans de Star Wars: es el Archivo Jedi al que acude Obi Wan Kenobi - Ewan McGregor-  en el Episodio II). En la Biblioteca guardan el Libro de Kells, un manuscrito de unos 1200 años al que dedican toda una exposición bastante didáctica. También tiene un castillo – que no parece un castillo – dos catedrales – San Patricio y la Iglesia de Cristo – mucha zona verde – parques como St. Stephen’s Green dan un respiro al centro – y muchos, muchos pubs.

El Campus del Trinity College, centro de sabiduría
La fama de juerguistas de los irlandeses no sólo es cierta, sino que también es verídica: desde las 6 de la tarde los pubs están llenos de gente de todas las edades con una pinta en la mano, en su mayoría Guiness, o de otra clase, tostada, roja, rubia. En los pubs la música en vivo es algo normal, la mayoría con una guitarra, como en el Bachelor Inn o el O’Connells o en algunos con un teclado, como en Madigan’s o con conciertos en toda regla como en el Fibber. Si no están tocando, tienen un DJ poniendo música, como en el Garage, que como era ochentero nos gustaba bastante (ponían pelis como ET mientras te tomabas la cerveza) . De todas maneras no hay que buscar mucho para encontrar un pub en Dublín, si hasta la zona más conocida de la ciudad se llama con el nombre de un bar: el Temple Bar! Nosotros que somos cerveceros nos integramos bastante, yo más que Ismael, que me hice enseguida a la Stout (es como llaman allí a la cerveza negra).

The Jam y ET  a la vez, en el Garage. Que más se puede pedir
Como no sólo de cervezas vive el turista, también aprovechamos los días para irnos de excursión fuera de Dublín. Un día marchamos al parque nacional de las montañas de Wicklow, donde pudimos ver el monasterio de Glendalough, un par de lagos impresionantes, ciervos, ovejas, algún pueblo y el puente de la película P.S: I love you (que no hemos visto, pero que veremos). Esta excursión la hicimos con la compañía Grey Lines. Por la calle O’Connell hay un montón de chicos y chicas vendiéndote excursiones de distintas compañías, en todas ellas te llevan en bus con un guía y puedes visitar distintos lugares de Irlanda, incluso los archiconocidos acantilados de Moher (situados a casi 300 kilómetros de la ciudad).

Paisajes muy verdes en el parque natural de Wicklow
Como estos acantilados nos quedaban un poco lejos decidimos ir con el DART, el tren de cercanías, a un pueblo pesquero llamado Howth, que también cuenta con sus acantilados. El tren lo cogimos en la estación Conelly, en el centro de la ciudad, y por 12 euros ida y vuelta pasamos medio día en esta mini península que cuenta con una ruta preciosa con espectaculares vistas. En el puerto del pueblo puedes ver barcos pesqueros , gaviotas y hasta focas! (como en la película de Ondine: La leyenda del mar, esta sí la hemos visto) y comer en el mercado que montan sábados y domingos con comida de todo el mundo.
Las vistas desde los acantilados de Howth son espectaculares
La verdad lo hemos pasado bien. Aunque aún nos queda mucho, hemos podido conocer un poco Irlanda y nos han quedado cosas por conocer para el próximo viaje. Mientras tanto tomaremos una Guinness de vez en cuando, para cuando nos entre la nostalgia. Sláinte!



2 comentarios:

El Impenitente dijo...

Mi Irlanda es la de "El hombre tranquilo". Nunca he estado pero me gustaría verla, bien desayunado y bien provisto de cerveza, por supuesto.

Slim dijo...

te iba a encantar corretear por ahí!!