La Serra Gelada separa Benidorm de Altea. Se trata de un macizo que forma increíbles acantilados que le otorgan un perfil singular y unas vistas espectaculares. Desde un lado, Benidorm, y desde el otro, L'Albir y su Faro. El recorrido completo de toda la sierra es de unos 10 kilómetros, nosotros decidimos dividirlo en dos y salir un día de Benidorm y otro desde L'Albir.
Benidorm es, lo mires desde donde lo mires, un espectáculo visual de ladrillo y edificios que dan casi vértigo. En estos momentos, con la situación sanitaria actual, es poco más que una ciudad fantasma. Muchos hoteles, bares y pubs están cerrados y te preguntas si las cosas volverán a ser algún día como antes. Ajena a los vaivenes sanitarios y turísticos, el mar y el monte continúan enmarcando la ciudad.
La Cruz de Benidorm la subieron sus paisanos en 1961 por mandato de los padres franciscanos. Los padres estaban escandalizados por la autorización del uso del bikini, y querían demostrar que la ciudad no era tan pecaminosa como parecía. Estaban fuertes, porque la Cruz debía pesar un quintal y el camino hasta allí desde Benidorm es super empinado. Se puede subir en coche, así que lo que en su día fue un icono del puritanismo ahora es un reclamo turístico.
En la Cruz nos encontramos ya los paneles indicativos de la Serra Gelada. La travesía es un auténtico festival de subidas y bajadas, y con las piernas cansadas después del Puig Campana se convierte en un pequeño martirio. Eso si las vistas al Mar Mediterráneo merecen mucho la pena.
Cuando llevamos unos 7 kilómetros decidimos darnos media vuelta y volver hacia Benidorm, habiendo recorrido un precioso tramo de la Serra Gelada.
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Al día siguiente nos vamos hasta L'Albir, para realizar otro tramo de la Serra Gelada. Desde aquí el acceso es uno de los puntos más turísticos de la Comunidad, pues la salida coincide con el recorrido al Faro.
Nosotros seguimos la senda a Alt del Governador, un recorrido que también nos deja hermosas vistas al mar, así como a l'Albir y Altea.
El sendero, muy bien delimitado, se endurece entre pinos. La altura ganada nos comienza a dar preciosas panorámicas, no solo al mar, sino también al Bérnia, en el otro lado, Benidorm y sus rascacielos.
Llegamos al vértice geodésico, al lado de unas antenas. Estamos a 438 metros.
Desandamos el sendero y, a la bajada, empalmamos con el que va hacia el Faro. Es una pista comodísima, asfaltada, de 2,5 kilómetros de distancia. Es de los lugares más concurridos, por su sencillez, que la hace adecuada para toda la familia, y sin duda por su precioso enclave.
Volvemos hacia el coche y nos despedimos de L'Albir. La ruta han sido cerca de 10 kilómetros, muy asequibles y recomendables para todos. No os perdáis esta ruta!!
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