Hay varias cumbres emblemáticas en la Comunidad Valenciana: Penyagolosa, el Montcabrer, Aitana, el Pico Espadán, el Garbí...Nosotros poco a poco vamos conociéndolos todos y subiendo hasta su cumbre. Normalmente son subidas con algo de dificultad, sobre todo en su parte más alta, y nuestro entrenamiento en cotas más bajas nos ayuda a encarar esos tramos, no sin pasar algún rato malo por vértigo o cansancio.
El Puig Campana es una montaña mítica. Por su proximidad al mar, por su grandiosidad, su impresionante mole con el tajo en medio hace de ella un perfil inequívoco en el paisaje mediterráneo. Y estas vacaciones decidimos subir hasta su cumbre. La salida la hicimos en Finestrat, en el pueblo interior, en una zona conocida como la Font del Molí, donde podéis rellenar las cantimploras antes de la subida.
El camino esta perfectamente marcado por el PR-CV 13/289.
Hay dos maneras de subir al Puig Campana, una es el Kilómetro vertical, o la Pedrera, y la otra el sendero que nosotros escogemos, más liviano y seguro para nuestras cualidades montañeras. Además de eso, lo adivino más bonito, más boscoso, e infinitamente más verde.
El Puig Campana nos vigila desde lo alto desde diferentes perspectivas y lo vemos durante todo el recorrido, esperándonos.
Las vistas a lo largo del camino son muy bonitas. Conforme vamos ganando metros las vistas hacia el Mediterráneo son sobrecogedoras, así como el paisaje y las montañas que tenemos alrededor.
El camino es siempre hacia arriba pero suave. Es un tramo de unos 4 kilómetros, salpicado de arbustos y pinos mediterráneos.
Finalmente llegamos al Refugio José Manuel Vera Catral. Aquí aprovechamos para parar a almorzar, ya que hemos madrugado mucho para llegar desde Valencia, aunque llevemos una hora y media escasa de caminata.
Tras el refugio, en unos minutos, llegamos al Coll del Pouet. Sin dejar las indicaciones hacia el Pico, comenzará la parte más exigente de la ruta.
Comenzamos a subir por un tramo de piedra suelta. Tenemos ante nosotros la parte con más desnivel a salvar. Se trata del Bancal del Moro. Iremos subiendo lentamente, con mucho cuidado con los resbalones. A veces tendrás que ir agarrándote a alguna roca, pero se hace con facilidad...a no ser que te ataque el vértigo.
Por fin llegamos a la cima, a 1406 metros de altura. Y es una pena las nubes que no nos dejan ver nada de nada a nuestro alrededor. Quizá tengamos que subir de nuevo en un día más soleado.
Volvemos con cuidado y al bajar a los carteles volvemos por el otro lado del sendero, para realizar una ruta circular. Merece la pena pues el descenso es casi continuado hasta la Font del Molí y lo realizamos por una ladera que hace las veces de balcón/mirador hacia la costa. Benidorm, su isla, las playas y las montañas de alrededor, incluyendo la magnífica Serra Gelada, que visitaremos otro día. Además las nubes desaparecen y en la bajada se nos olvidan todas las penurias que hemos pasado.
Y así nos despedimos del Puig Campana, esa montaña misteriosa y llamativa, que ha servido de referencia a los navegantes de todas las épocas, por su proximidad al mar y su altura, por su mole espectacular, y que nosotros guardaremos para siempre en nuestro corazoncito.
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