El sábado salimos de ruta (por fin fuera de Valencia) y nos acercamos a la Sierra de Chiva, probablemente una de las sierras más desconocidas, pero también una de las grandes riquezas naturales de la provincia de Valencia. Una sierra que forma parte de la llamada Sierra de los Bosques y que, desde 2010, tiene la declaración de Paraje Natural Municipal, curiosamente el más grande de toda la Comunidad Valenciana.
La ruta parte de la fuente del Enebro, un paraje situado a unos 15 kilómetros de Chiva. La carretera, una pista asfaltada en muy mal estado, hay que cogerla con ganas y con la ilusión de no encontrarte nadie de frente. Al llegar a la fuente, no teníamos cobertura en el móvil, menos mal que Iñigo tiene un reloj ruso con el que encontramos la ruta.
Comenzamos a caminar hacia arriba sin pausa ni descanso, con una inclinación tremenda, y cuando volvió la cobertura nos dimos cuenta de que estábamos haciendo la ruta al revés y que primero subiríamos al Pico Hierbas. No pasa nada!! Así nos quitamos de encima la subida gorda.
Por el camino encontramos algunas señales de GR pero no demasiadas, la verdad es que no es una ruta muy transitada ni conocida.
Por fin llegamos al Pico Hierbas o Monte Gordo, como también lo llaman. Con sus 1.022 m. no es que sea el pico más fotogénico pero las vistas desde arriba bien merecen el esfuerzo.
En el Pico hay una caseta de vigilancia forestal visible desde muchos puntos de la excursión, que nos sirve de referencia. Conforme vamos bajando, nos vamos alejando y al girarnos descubrimos la caseta en la lejanía.
La ruta pasa por una segunda fuente, la de la Alhóndiga. Aquí también se puede llegar en coche por la pista, pero mejor andando :-) Aprovechamos para llenar la cantimplora.
Seguimos caminando hacia arriba y hacia abajo sin perder de vista el Pico Hierbas, en dirección ahora a la segunda cima de la excursión, la Peña alta, cima de unos 931 metros de altura. la verdad es que el paisaje es impresionante, más todavía la soledad en un paraje apenas transitado.
Bajando de Cima Alta nos topamos con Caballo Sánchez. Es una roca, aparentemente como tantas otras, pero con una interesante peculiaridad: es un antiguo sistema de captación de agua. Aquí podéis ver la explicación.
Pero no acaban ahí las sorpresas de la excursión, pues la senda nos llevará después a la Cueva Charnera, desde la que volvemos a tener unas preciosas vistas.
Al bajar de la Cueva nos encontramos con un tramo de bastante dificultad, de hecho los tres nos resbalamos y acabamos en el suelo - sin consecuencias. Para ayuda de senderistas hay un par de tramos con cuerdas.
La parte final se nos hace eterna, y es que la ruta ha resultado más larga de lo que esperábamos. Han sido casi 18 kilómetros y unas 6 horas de recorrido, muy completo, para descubrir una sierra que no conocíamos. Para disfrutar!
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